Visita a las minas de Río Tinto
Información de Fueyo Editores
La cuenca minera de Río Tinto ha estado durante más de 5.000 años en explotación y, aunque lleva unos cuantos cerrada, parece ser que en breve se reabre para comenzar de nuevo su extracción.
Este complejo minero se encuentra situado en varios términos municipales de la provincia de Huelva, entre los que se encuentran los municipios de Río Tinto y Nerva, aunque son mundialmente conocidas con el nombre de Río Tinto por el río que cruza la zona y por el nombre de la compañía que tuvieron los ingleses durante muchos años que estuvieron explotando estas minas.
Las minas de Río Tinto se encuentran situadas dentro de lo que se conoce como la Faja Pirítica Ibérica, un cinturón que cruza Portugal y se mete en España en la zona de Sevilla y Huelva. Se trata de una zona de concentración de sulfuros masivos polimetálicos donde se extrae cobre, plomo y zinc, además de oro y plata. Las explotaciones de Aguas Teñidas en Huelva y Cobre Las Cruces en Sevilla se encuentran también sobre la Faja Pirítica Ibérica.
Se estima que en Río Tinto, durante sus más de 5.000 años de explotación, se han extraído alrededor de 2.000 millones de toneladas de mineral, quedando aún en sus entrañas más de 500 millones por explotar. Se han extraído oro y plata, además de cobre, plomo y zinc.
En la cuenca minera de Río Tinto se encuentran las antiguas explotaciones de Peña de Hierro, Cerro Colorado y Corta Atalaya. La primera se puede ver en la visita del Museo Minero de Río Tinto, Cerro Colorado se puede observar desde un mirador a la salida del pueblo, y Corta Atalaya es la que no se facilita su visita por distintos motivos.
UN POCO DE HISTORIA
Los primeros indicios mineros se remontan al año 3.000 aC, donde aparecen unos iniciales trabajos mineros y metalúrgicos en la mina de Cuchilleros, en Campofrío, Huelva. A partir de ahí, esta explotación y otras muchas se van abriendo durante las épocas de Bronce y Tartésica. La riqueza en metales de la Península Ibérica era bien conocida por pueblos como los fenicios o griegos, que también tuvieron un protagonismo destacado en las explotaciones de Río Tinto. Sin embargo, no fue hasta el año 206 aC cuando estas minas dan un salto importante tanto en la cantidad de mineral extraído como en las técnicas utilizadas, y fue con la llegada de los romanos a la Península Ibérica tras la Segunda Guerra Púnica. A partir de ahí, y hasta el año 409, el control de las minas se encuentra bajo la dirección romana (utilizando esclavos para su extracción), alcanzándose los máximos niveles de producción de metales durante el periodo del emperador Trajano (97-117 d.c.) y Adriano (117-138 d.c.). A partir del año 409, las explotaciones pasaron a manos visigodas e islámicas hasta que en el año 1248, tras la reconquista de esa zona, vuelven a manos cristianas.
En el año 1873 las Minas de Río Tinto fueron vendidas por el gobierno español a los ingleses como consecuencia de los graves problemas económicos que azotaban a la corona española por aquellos tiempos. En dicha transacción, el consorcio internacional dirigido por ingleses obtenía la propiedad del suelo y del subsuelo a perpetuidad, convirtiéndose por aquel entonces en el mayor centro minero del mundo con 1.370.000 toneladas de cobre extraído. No es hasta el año 1954 cuando España recupera las minas, comprándoselas a la Río Tinto Company Limited.
Durante el período inglés, tuvo lugar una importante inversión de capital y tecnología que puso a las minas de Río Tinto en el máximo nivel mundial de producción. Para el transporte del mineral desde la mina al puerto de Huelva se construyó en dos años una vía ferroviaria de 84 km de longitud, que vino a sustituir a las antiguas formas de transporte, como eran las mulas, diligencias, carretas y demás vehículos de tiro animal, lo cual cabe suponer el importante avance que supuso tanto para la propia explotación como para la región. El tren, además de bajar el mineral hasta el puerto de Huelva, que posteriormente se enviaba en barco hasta Inglaterra, transportaba personal, correo, carbón y todo tipo de mercancías, lo cual vino a ser una verdadera revolución para la zona.
Desde que las minas vuelven a ser adquiridas por empresas españolas, la explotación sufre diversos altibajos hasta que en el año 2001 se cierran definitivamente. La salida al mercado de países emergentes, como es el caso de China e India, ha generado un incremento en la demanda de todo tipo de materias primas, subiendo de una manera muy importante el precio de los minerales y metales. Esta situación ha llevado a que antiguas minas, no rentables hace una década, hoy vuelvan a ser explotadas con unos beneficios muy interesantes. Así, Río Tinto se encuentra actualmente a la espera de unos últimos permisos que le permitan arrancar de nuevo la explotación. Aparentemente, y según aseguran los lugareños, se trata de una cuestión de meses.
MUSEO MINERO DE RÍO TINTO
La Fundación Río Tinto puso en marcha hace unos años un programa de recuperación de la memoria histórica minera de la zona de Río Tinto. Para ello recuperó toda la información posible de los más de 5.000 años de explotación, rehabilitó varias casas donde vivían los ingleses, montó un magnífico museo minero y recuperó más de 25 km de vía donde actualmente circulan trenes turísticos de la época de los ingleses.
Inaugurado en el año 1992, el museo minero de Río Tinto comprende unas instalaciones con 14 salas, la Casa nº 21, la mina Peña de Hierro y el Ferrocarril Turístico Minero. El museo minero como tal es una auténtica maravilla que aglutina más de 5.000 años de información de la explotación minera en 14 salas. Empezando por la geología y minería de la zona en una primera sala, se pasa al análisis de la zona minera que comprende todo el complejo de Río Tinto. A continuación se hace una buena introspectiva a las diferentes etapas de gestión desde el Calcolítico, 3.000 años, antes de Cristo hasta la época actual. Es muy llamativa la reproducción de la mina romana que hay en el interior del propio museo, donde se muestra las galerías, cámaras y pozos donde los esclavos extraían el mineral. En ella se pueden ver ya equipos novedosos para la época, como eran la noria o el tornillo de Arquímedes. La visita continúa con dos salas de arqueología industrial, para terminar con la zona destinada al ferrocarril. Se ha recreado una zona simulando un andén de la época, donde se exponen una locomotora de vapor fabricada en 1907, una locomotora grúa de vapor de 1930 y un vagón de Maharajá de 1892. Complementa esta zona dos salas más donde se explican las características técnicas e historia de las propias locomotoras, así como las técnicas empleadas en la construcción de la línea Río Tinto-Huelva y los avances que supuso para la zona su construcción.
Se trata de un museo con abundante información que necesita más de tres horas para ser recorrido si se quiere visitar con un poco de interés.
Una vez recorrido el museo, se pasa a la Casa 21. Se trata de la clásica vivienda inglesa decorada tal y como estaba durante el período de gestión inglesa. Los ingleses, durante su dirección, jamás se mezclaron con la población autóctona. Entre sus directrices a seguir estaba el estudiar el idioma español, pero jamás enseñar el inglés a los españoles. Preferían vivir en sus propios guetos aislados de los españoles, y eso se puede apreciar perfectamente en la zona que ellos tenían para sus viviendas y esparcimientos, totalmente aisladas de las poblaciones de nativos de la zona. La Casa 21 es una de las viviendas originales que quedan en Río Tinto, que se puede visitar, y que permite conocer sus hábitos cotidianos.
Tras la visita a la Casa 21 se puede realizar la visita a la explotación Peña de Hierro. Se trata de una visita muy recomendable a la única mina que se incluye dentro de la visita del Museo Minero de Río Tinto. Para su visita hay que desplazarse en coche particular más de 10 km, siguiendo a una furgoneta de la Fundación Río Tinto. Allí, guías autorizados dan las explicaciones pertinentes de la galería y la corta de esta mina.
La explotación Peña de Hierro estaba formada por una corta de 330 x 190 metros y una profundidad de 85 metros, a la cual se accede por una galería de 200 metros de longitud. Además, hay una explotación subterránea, que no se permite visitar, de cientos de metros repartidos en 12 niveles diferentes. En las inmediaciones se encuentran las estructuras de lo que en su día fue una planta de trituración y molienda, así como el castillete de acceso a la mina de interior. En esta explotación se extraían cobre, azufre y otros polimetálicos.
Por último, y para finalizar la visita, se realiza un magnífico viaje en ferrocarril por un tramo dentro de lo que fue la zona de explotación, de acopio de coladas y estériles, de balsas de decantación, de tratamiento de mineral, etc. El ferrocarril minero de Río Tinto estuvo operativo desde 1875 hasta 1984. Su origen tuvo lugar para transportar el mineral desde las propias minas hasta el puerto de Huelva, para su posterior transporte por barco a Inglaterra, y su diseño en vía estrecha (1.067 mm) comprendía 84 km de vía general y otros 264 km de ramales que unían las diferentes zonas mineras con las poblaciones. Dicho medio de transporte se estima que acarreó durante los años que estuvo operativo alrededor de 130 millones de toneladas de mineral.
Para la visita turística se han recuperado 22 kilómetros de ramales que permiten realizar un paseo por las diferentes zonas de la explotación, para continuar paralelos al río Tinto y terminar en una de las estaciones más alejadas del complejo minero. En dicho viaje se pueden apreciar los distintos acopios de estéril y coladas, las múltiples balsas naturales de decantación realizadas siguiendo la orografía del terreno, las infraestructuras que contuvieron la maquinaria de trituración y molienda de la mina, y las diferentes estaciones y maquinaria ferroviaria utilizada antaño. Para la realización de estos viajes, la Fundación cuenta con máquinas de principios del siglo XX que trabajaron en la mina, que tiran de vagones del siglo XIX, que también tuvieron su tiempo de gloria en dicha explotación.
CERRO COLORADO
Como se ha comentado anteriormente, las explotaciones más importantes con que ha contado Minas de Río Tinto son Peña de Hierro, Cerro Colorado y Corta Atalaya. Minas de Río Tinto se visita con la entrada al Museo Minero de Río Tinto; Cerro Colorado no está incluida, aunque se encuentra a la salida del pueblo y se puede parar en un mirador para ver su magnitud y conocer su historia en la cartelería existente; y Corta Atalaya es la única que no tiene fácil acceso desde la carretera y la que tampoco facilitan mucha información sobre su acceso, pues debe ser la que más reservas tenga actualmente y sobre la primera que se pondrán a trabajaren cuanto se reactive.
Cerro Colorado es una corta, una explotación a cielo abierto mucho más grande y vistosa que Peña de Hierro. Actualmente, se encuentra, como ocurre con Peña de Hierro, llena de agua hasta el nivel freático, dando todavía una sensación de mayor magnitud. Esta explotación comenzó a extraer el mineral en 1968 a manos de la empresa Río Tinto Patiño. Los primeros trabajos que realizaron fue la extracción del oro y la plata, para lo que llegaron a alcanzar tratamientos de hasta 4,5 millones de toneladas/año, obteniéndose 6.700 kg de oro y 140.000 kg de plata. Una vez terminada la extracción de los metales nobles, se continuó con el cobre.
Desde el mirador donde se puede observar la gran magnitud de Cerro Colorado, también se puede ver parte de la maquinaria móvil que se utilizaba hasta su cierre en la extracción del mineral, así como parte de la planta de tratamiento del mineral. Dicha zona se encuentra actualmente cerrada y es donde el actual propietario, Emed Tartessus, cuenta con sus oficinas a la espera de que se puedan poner en marcha de nuevo estas explotaciones.
EL RÍO TÍNTO
No se podría cerrar esta crónica de la visita a las Minas de Río Tinto sin hablar del protagonista más importante de todos: El propio río Tinto, de quien ha tomado el nombre el municipio, las minas y las diferentes empresas que han explotado los recursos por los que pasaba el propio río.
El río Tinto nace en Sierra de Padre Caro, Huelva, y tras 100 km de distancia desemboca en la ría de Huelva sin perder en ningún momento su característico color rojizo. Este color tan llamativo se debe a la meteorización de la masa mineral que contiene los sulfuros. Concretamente, se produce por una serie de bacterias que transforman los iones sulfuros del azufre en ácido sulfúrico, liberando los metales pesados en el agua. Este proceso generado por las bacterias es el que da el color rojizo al agua y el que hace que su pH sea muy ácido, concretamente de 2. El agua del río cuenta con elevadas concentraciones de zinc (30 mg/l), hierro ( 0,5 g/l) y cobre (5 mg/l), todo ello como resultado de la zona por la que discurre su cauce y de la presencia de las bacterias que transforman el ferroso en férrico y el azufre en ácido sulfúrico.
El descubrimiento de las bacterias ha sido bastante reciente, lo que ha tranquilizado a las distintas administraciones, propietarios y ciudadanos, quitando un importante argumento a los ecologístas para su lucha contra la reapertura de las minas.
Las coloradas aguas del río Tinto no permiten la vida de absolutamente ningún ser vivo más allá de las propias bacterias que acidifican el agua. Es por ello que la NASA y el Centro de Investigaciones AMES llevan a cabo allí mismo el proyecto MARTE (en español, Experimento Astrobiológico de Tecnología e Investigación para Marte), donde se están analizando los distintos ambientes sin oxígeno donde pueden vivir ciertos organismos, buscando siempre su similitud con Marte.
La visita al Museo Minero de Río Tinto es muy completa, tanto en la información facilitada en las distintas salas, como en las visitas a la mina romana, la Casa nº 21, el recorrido en ferrocarril y la visita a la explotación Peña de Hierro. Si además se complementa con una parada en el mirador de Cerro Colorado, queda una excursión muy agradable y rica que permite llevarse una gran idea de lo que ha sido el mayor yacimiento de sulfuros polimetálicos que ha existido en Europa con más de 5.000 años de antigüedad.